La sociedad actual esta basada en la velocidad. El slogan de hoy en día pareciera ser: “Apúrate que se te hace tarde”. Desde que el bebé emerge del vientre materno emprendemos una salvaje carrera contra el tiempo; vivimos en constante stress al tratar de adelantar los acontecimientos. No miramos hacia atras, no nos damos tiempo para disfrutar el presente, solo nos dejamos llevar por la aceleracion impuesta por la sociedad para tratar de alcanzar con premura un mañana el cual ni siquiera sabemos exactamente como sera.
A nuestros bebés los hacemos niños lo antes posible por aquello de “que fastidio la lloradera y la cambiadera de pañales”. A nuestros niños les negamos el disfrute pleno de esta bella e importante etapa para lanzarlos – la mayoría de las veces sin preparación – a la adolescencia. A nuestros adolescentes les criticamos su natural confusión y los forzamos despiadadamente a una "responsable" vida de adultos. Llegamos entonces a la adultez con muchas carencias; es como haber obtenido un diploma universitario a punta de cursos intensivos y estudios por correspondencia. Entonces, ya como adultos, la rapidez con la que hemos vivido nos pasa factura. Nos sentimos inseguros y por eso cometemos errores y cuando lo hacemos, somos criticados y juzgados por la misma sociedad que nos impulso a la violenta carrera.
El vértigo de la velocidad nos bloquea. No tenemos tiempo para aprender de nuestros errores; si nos detenemos para analizar la causa de nuestras fallas, seremos arrollados por la multitud que viaja en la gran “autopista” por la que vivimos. Examínense, visualicen la situación…si alguien está bloqueándonos el camino, le hacemos cambio de luces, le tocamos corneta, le lanzamos el carro encima; o se quita o lo quitamos. Solo tenemos 3 opciones: mantener el mismo ritmo de los demas, detenernos y ser arrollados por los demas colapsando o....salirnos de la autopista para tomar una via alterna mas segura y placentera.
Estamos manejando el carro de nuestra vida a 1000 por hora, pero hacia donde vamos? ..no importa sigue a esos carros si ellos van para allá esa debe ser la vía. Apúrate …acelera…ponle chola…el tiempo se nos acaba….Y mientras vamos a esa velocidad, no vemos las señales en la vía o a lo mejor si, pero ya es tarde para desviarnos, mejor seguimos al grupo..
Hacia donde vamos tan rápido?, cual es el apuro?. Que sentido tiene?.
Vivimos nuestra vida pensando en el futuro, con ansias de llegar a él y cuando este llega no nos damos cuenta porque nuestra velocidad no nos permite detenermos para disfrutarlo. Es como si estuvieramos en uno de esos tours en donde te prometen que conocerás toda Europa en 3 días, pasas más tiempo en el autobús que en los sitios que supuestamente fuiste a conocer y al final del tour, cual es el sentimiento que queda?. Bueno, conociste Europa...realmente lo hiciste?
La belleza de la vida no consiste en llegar rápido al destino, sino en disfrutar del camino. El destino realmente no importa de todas maneras llegaremos a él. El tiempo? Tiempo hay de sobra, siempre tendremos el tiempo necesario, el que necesitemos, para vivir nuestra vida, ni mas ni menos. Cuando decidas tomar el control de tú vida, salte de la “autopista” en la primera salida que consigas y entonces comenzaras a observar detalles en el camino que antes, por la velocidad, no habías podido captar.
El futuro es algo etéreo, realmente no existe. El futuro lo construimos nosotros con cada pequeño paso que damos; el camino realmente lo vamos construyendo a medida que andamos. Queremos una vida plena y enriquecedora?, entonces pongamos piedra sobre piedra cuidadosamente. Queremos una vida estresante, en donde nuestras experiencias sean solo flashes difusos y no muy claros? entonces no te detengas, sigue por la autopista. Cada paso es decisivo, cada paso puede cambiar al mundo, cada paso es el más importante de todos. Una vez que demos ese paso no hay manera de retroceder. Entonces, disfrutemos cada uno de nuestros pasos. En lugar de vivir una vida al estilo Formula uno vivámosla como si estuviéramos paseando por una hermosa carretera. Admiremos el paisaje, respiremos profundamente el aire puro,; y si en algun momento queremos detenernos a descansar o a maravillarnos de lo que nos rodea, hagámoslo; sin presiones y sin temores.
Entonces, cuando realmente lleguemos al fin de nuestro viaje podremos mirar con satisfaccion hacia atras, sentirnos orgullosos del camino que construimos. Cada huella que dejamos impresas y cada leccion aprendida…