sábado, 5 de enero de 2008

Shalom Aleichem


"La Paz esté contigo"; este era el saludo usado por Jesús y cuya versión en su idioma - el Arameo - escogí como título para esta reflexión.

Shalom Aleichem!, que hermoso que lo saluden a uno deseándole Paz. Pero esta Paz a la que se refería Jesús no era la Paz física. Cuando Jesús decía "la Paz esté contigo", estaba deseándole a su prójimo lo más grande que se puede pedir para una persona: La Paz Espiritual.

Cuando nuestro espíritu está en Paz, no somos exclavos del Ego ni de los apegos materiales; nuestros sentidos están alertas a los mensajes que podemos encontrar en el camino; habremos identificado nuestra misión y estaremos trabajando en ella; sabremos como tomar la energía de la fuente Divina y de la naturaleza, como intercambiarla y usarla para beneficio propio y de otros. Cuando vivimos en un estado de Paz Espiritual, hemos descubierto la verdadera Felicidad. Todo esto era lo que deseaba Jesús cuando exclamaba Shalom Aleichem.

La humanidad, la que conocemos hoy, está llegando al final de su recorrido. Grandes cambios físicos y energéticos están ocurriendo, se mantendrán y acentuarán en los próximos años. Paso a paso, pero firmemente, vamos embalados hacia una nueva civilización. Esto puede sonar exagerado y dramático para algunos, pero es claro como el agua para otros.

Sólo aquellos que logren la Paz Espiritual podrán tener acceso a ese "Reino" el cual nos fué prometido.

La nueva Civilización, la nueva Era, la Era Indigo, serán el cumplimiento de la promesa de Dios. Será la materialización del "Reino" que Jesús nos mencionara en su famoso Sermón de la Montaña. En estas enseñanzas Jesús nos da las instrucciones sobre como acceder a ese "Reino". Las instrucciones se pueden resumir en una frase: Lograr la Paz Espiritual.

Así pués mis Amigos, yo me uno a Jesús y les deseo de todo corazón Shalom Aleichem. Que el nuevo año signifique para Ustedes importantes avances en el crecimiento de su Espíritu para que podamos enrumbarnos hacia la nueva Era y poder ingresar a ella.

Fué en ese mismo Sermón de la montaña que Jesús nos enseñó la Oración al Padre o el Padre Nuestro como la conocemos nosotros. El momento es propicio para que comencemos el año orando de esa manera; hagámozlo con la Oración original, la traducción exacta del Arameo al español:

Padre-Madre,
Respiración de la Vida, Fuente del sonido, Acción sin palabras,
Creador del Cosmos

Haz brillar tú luz dentro de nosotros, entre nosotros y fuera de nosotros,
para que podamos hacerla útil.

Ayúdanos a seguir nuestro camino respirando tan sólo el sentimiento que emana de Ti.

Nuestro Yo, en el mismo paso, pueda estar con el Tuyo, para que caminemos como Reyes y Reinas con todas las otras criaturas.

Que tú deseo y el nuestro, sean uno sólo, en toda la Luz, así como en todas las formas, en toda existencia individual, así como en todas las comunidades.

Haznos sentir el alma de la Tierra dentro de nosotros,
pues, de esta forma, sentiremos la Sabiduría que existe en todo.

No permitas que la superficialidad y la apariencia de las cosas del mundo nos engañen,
y nos libere de todo aquello que impide nuestro crecimiento.

No nos dejes caer en el olvido de que Tú eres el Poder y la Gloria del mundo,
la Canción que se renueva de tiempo en tiempo y que todo lo embellece.

Que Tu amor esté sólo donde crecen nuestras acciones.
Qué así sea

Y como de Arameo hemos hablado, vamos a escuchar esta oración en su idioma original, tal como seguramente la rezó Jesús.